Lo que realmente sucedía es que para ella el mundo había empezado a girar sin que estuviera en él. Se sentía apartada, solitaria, encerrada en sí misma, indiferente a lo que la rodeaba, sin que nada pudiese hacerla alegrarse profundamente, llorar desconsoladamente, vibrar, vivir. Sólo la pasaba. Sin pena, sin gloria.