Las palabras, pronunciadas o tipiadas ya no luchan por consignar el viaje de descubrimiento espiritual. Tal como lo expresó admirablemente Chris Moss (en el Guardian Weekend),[11] por medio de “el chat por Internet, los teléfonos móviles, los mensajes de texto”, “la introspección es reemplazada por una interacción frenética y frívola que expone nuestros secretos más profundos al lado de nuestra lista de compras.