Por la misma ventana rasgada, rasgada por los años que han transcurrido observo por uno de los orificios que tiene el vidrio el cual pareciera que llora por las gotas que ha dejado la noche de lluvia. Veo el sendero, vacío y frío lleno de hojas marchitas a los lejos escucho un grito de dos amantes, que se gritan uno al otro ¡amor mío cúbrete que viene el frío! parpadeo, vuelvo a mirar impávida y lo único que veo son dos hojas caídas que se ha llevado el olvido.