–Mi consciencia, –susurró Will. –Tú eres mi consciencia. Siempre lo has sido, James Carstairs. Haré esto por ti, pero primero voy a conseguir una promesa. –¿Qué clase de promesa? –Me pediste hace años que cese de buscar una cura para ti, –dijo Will. –Quiero que me liberes de esa promesa. Déjame mirar, al menos. Libérame para buscar. Jem miró con cierto asombro. –Justo cuando creo que te conozco perfectamente, me sorprendes de nuevo.