En cierto modo, en esas experiencias pude ver el lado bueno de las palabras crueles; las palabras que usaron para extinguir mis sueños me hicieron cicatrices, de eso no hay duda. Pero en esas cicatrices decidí ver caminos blancos—sonrisas de luna—, dragones dormidos que tenía que despertar. Luché, escapé y construí un lugar para esos dragones. Un lugar gigantesco, una casa de sueños. Una librería. Verona. -Leire Castellán