Tú me estás enseñando a amar y supongo que yo también te estoy enseñando a hacerlo, a mi manera —dijo y se apartó un poco para mirarla a los ojos—. No somos perfectos, pero eso no tiene por qué impedirnos ser felices, ¿no crees?
Das por sentado que mis anteriores relaciones fueron satisfactorias, pero te equivocas. Tú me diste algo que nadie me había dado antes: sexo y amor al mismo tiempo. Eres la única de mis parejas que ha sido mi amante en el auténtico sentido de la ...
La gloriosa donna della mia mente
Queridísima Julianne: Gracias por tu regalo, de valor incalculable. Lo único valioso que tengo para darte a cambio es mi corazón. Es tuyo, Gabriel