-Tú no tienes corazón -me dice el alto SS. -Sí lo tengo -le respondo. Y de golpe me siento orgulloso porque he sido lo suficientemente fuerte para salir en defensa de mi corazón.
Sin embargo, aunque muertos viviremos en un pequeño rincón de vuestra felicidad, porque por esa felicidad hemos dado nuestra vida.
Quisiera que todo el mundo supiese que no ha habido héroes anónimos. Eran personas con su nombre, su rostro, sus anhelos y sus esperanzas, y el dolor del último de los últimos no ha sido menor que el del primero, cuyo nombre perdura. Yo quisiera ...
Pues el deber humano no termina con esta lucha y ser hombre exigirá, también en el futuro, un corazón heroico, hasta que los hombres sean completamente hombres.