Pasó su mano por mi mejilla. Se sentía tan suave como una seda. Su sonrisa todavía iluminaba la noche —Mi deseo fue verte sonreír.
En mi vida he reído, se han reído de mí, he llorado, han llorado conmigo. He amado y me han amado. Y he tenido las mejores amigas del mundo.
Ian colgó el teléfono y me besó. Me apretó más fuerte contra su cuerpo y con su mano libre me tomó del cuello, sin ninguna prisa. Sus labios jugaron con los míos, su lengua paseaba con ligereza por mi boca, suavemente metió su mano bajo mi su...
En ese momento todos levantaron sus jarras de cervezas y gritaron “Cheers” y ahí me di cuenta lo que los unía, celebraban la diferencia, ese era su punto en común. Esa era la esencia de Londres.
Quizá de eso se trataba la felicidad, de ver a tus amigos felices bailando a tu alrededor. Tener a alguien importante para ti, alguien en quien apoyarte, y saber, que en algún sitio muy, muy cerca podía estar el amor rondando.
—No, para ser sincero, no estoy bien. —su mirada era tan intensa que me paralizó—. Soy un hombre de más de 30 años, un ejecutivo exitoso, tengo muchas personas a mi cargo y estoy frente a ti nervioso y titubeando, no se supone que me sienta ...