Y creo que te quiero de verdad: porque no te necesito y aún asi no quiero que te vayas, porque eres verdad sobre toda mi vida y tu cara parece un logro sobre esta losa que me arrastra, un beso a la flor marchita de mi lápida, porque meciste mi mano para escribir mis temores de una forma tan suave que pareció una caricia y ya no tengo miedo más allá de mi misma, porque me has hecho amar aquello en lo que dejé de creer y meciéndote un cielo y un nombre de diosa, te quedas en mi tierra.