No es que muera de amor, muero de ti. Muero de ti, amor, de amor de ti, de urgencia mía de mi piel de ti, de mi alma de ti y de mi boca y del insoportable que yo soy sin ti.
Supe, hace rato, que estaba alegre porque me puse a cantar y a decirle al locutor que era un tonto y a la vida que era estupenda.