Sin embargo, notábanse en esta gente una gentileza y un infantilismo extraordinarios, una incapacidad especial para el engaño, una disposición incansable para ayudarse y compadecerse mutuamente, que merecían con frecuencia tanto respeto y un apre...
—Pues bien; lo que yo quiero son realidades. No les enseñéis a estos muchachos y muchachas otra cosa que realidades. En la vida sólo son necesarias las realidades.