No, la vida entera de tales personas se echa a perder en una larga lucha por una felicidad imaginaria, que al igual que los fuegos fatuos del pantano reluce, pero para traicionar a aquellos que confían en sus engañosos y llameantes destellos.
Damas y caballeros. Me temo que lo que voy a decir arruinará su apetito, pero la verdad es siempre bella, y debo declarar que: ¡las empanadas de la Sra. Lovett están hechas nada menos que de carne humana!