¡Los ángeles del sexo! Son maravillosos precisamente por lo mucho que sorprenden, por lo mucho que cambian. Tú por ejemplo, con tu aspecto de que nunca te han tocado, puedo imaginarte mordiendo y arañando. Estoy seguro que te cambiaría hasta la voz. He visto cambiar tanto... Hay voces de mujer que suenan como ecos poéticos y sobrenaturales. Luego, cambian. Los ojos cambian. Creo que todas esas leyendas sobre personas que por la noche se transforman en animales -como la historia del hombre lobo, por ejemplo- fueron inventadas por hombres que vieron transformarse por la noche a las mujeres, a las criaturas idealizadas y veneradas, en animales, y las creyeron endemoniadas.