Cerré los ojos como me dijo y lentamente me giró hacia él. Puso sus manos en mi cara y me acercó a la suya, por alguna razón no podía reaccionar y me estaba dejando llevar. Inconscientemente puse mis manos en su pecho y al sentirlo tan firme y tan fuerte una reacción extraña y placentera se activó en mi cuerpo. Poco a poco sentí su cálido aliento y su nariz tocando la mía y sin darme cuenta, sus labios se posesionaron de los míos con fuerza, sujetándome de la nuca para evitar que lo rechazara, asaltando mi boca, explorando con su lengua, bebiendo mi esencia, dejándome sin aliento y amenazando con arrancarme los labios y ahogarme. Jadeaba intentando respirar y él gemía a la vez que succionaba todo de mí, mi cuerpo se excitó respondiendo a él de manera exagerada al sentir su fuerza, mis instintos de mujer me habían traicionado.