Puesto que el que contempla con sus ojos la belleza, no es ya tributario de la muerte, como dice Platen, sino de la Naturaleza, cuya belleza ha comprendido. Y si sus ojos sirven realmente para ver, llegará a ser, inexcusablemente, naturalista.
¡Cuán pobre e interiormente mutilado nos resulta un mono, un prosimio o un gran papagayo, acostumbrado a vivir en una jaula, y cómo contrasta con la increíble movilidad, diversión e interés del mismo animal cuando goza de absoluta libertad!
Pero no se comprende tan claramente cómo semejante ritualización es en el hombre fruto de la transmisión histórica de un pueblo, mientras que en el animal representa un desarrollo filogenético de formas de movimiento innatas y hereditarias.
Cuando uno presta atención a las reacciones del público que visita un parque zoológico, advierte el despilfarro de una piedad sentimental, en la conmiseración que despiertan animales que se encuentran perfectamente, mientras que casi nadie se da ...
No existe ningún buen biólogo, cuyos trabajos fueran coronados por el éxito, que no haya sido llevado hacia su profesión por aquel placer interior que deriva de contemplar las bellezas de las criaturas vivas, y que al mismo tiempo no sienta aumen...