Era la verdad más absoluta que yo conocía, igual que el sol sabe que debe salir por la mañana, igual que los capullos de rosa saben que deben florecer en primavera. Estaba en mis venas, en el rincón más oculto de mi corazón y de mi alma. Le amaría hasta la muerte, incluso más allá de la muerte. Más allá del fuego y del infierno. Le querría toda la eternidad.