El lacayo pide; el digno merece. Aquél solicita del favor lo que este espera del mérito. Ser digno significa no pedir lo que se merece, ni aceptar lo inmerecido. Mientras los serviles trepan entre las malezas del favoritismo, los austeros ascienden...
El trabajo, creando el hábito del esfuerzo, sería la mejor escuela del carácter; pero la sociedad enseña a odiarlo, imponiéndolo precozmente, como una ignominia desagradable o un envilecimiento infame, bajo la esclavitud del yugo y de horarios, ...
Quien obtiene favores sin tener méritos, debe temblar: fracasará después, cien veces, en cada cambio de viento. Los nobles ingenios solo confían en sí mismos, luchan, salvan los obstáculos, se imponen.