Lo tocó como nunca antes se había atrevido a hacerlo, acariciando su cuerpo con la punta de los dedos muy, muy suavemente, recorriendo la piel levantada como una mujer ciega leyendo braille.
Kaufman almost smiled at the perfection of its horror. He felt an offer of insanity tickling the base of his skull, tempting him into oblivion, promising a blank indifference to the world.