Si la cursilería fuera un pecado, yo cada noche me ganaría el infierno.
Dicen que con llorar nada se arregla pero eso no es verdad. Llorar es hacer algo aunque ese algo no sirva más que para quitarnos la sensacion insoportable de no hacer nada.
Si al final mis problemas no eran solubles, cuando menos serían adulterables.