Quizá mi vida no es más que una serie de momentos de vestirse y desvestirse de nuevo para la tarea en cuestión.
Al día de hoy, al comprender la habilidad del mundo para presionarme hasta que haga lo que no hago, he madurado. Con qué actitud desempeño mi papel, eso depende únicamente de mi.
Rousseau pensaba que era bueno estar solo a veces y que quizá nuestras naturalezas florecían con la máxima pureza en esas ocasiones.
Los buenos actos resuenan a nuestro paso, mucho tiempo después de que hayamos olvidado haberlos realizado.
Debería tener la capacidad de ser feliz conmigo misma, de estar satisfecha con lo que soy. No como reina, sino con lo que soy.